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          Enfermedades                                                          

             Influenza Equina

Descripción

Enfermedad epidémica, producida por un virus y altamente contagiosa. Los síntomas principales consisten en tos, disnea, exudado nasal escaso, fiebre y anorexia. Pueden existir complicaciones bacterianas que den lugar traqueobronquítis o procesos neumónicos.

Prevención y Tratamiento

El tratamiento es sintomático, acompañado de antibióticos. Si el proceso dura más de tres días, se deberá de someter el animal a reposo.

             Cólicos

Descripción

Síndrome causado por una serie de procesos patológicos que afectan al tracto alimentario y cuya gravedad depende de las causas que lo originen: atiborramiento de grano, alimentación a base de forraje finamente picado indigestible, torsión o estrangulación instestinal, parásitos, etc...
Con independencia de la causa, los síntomas suelen ser muy parecidos y siempre caracterizados por fuerte dolor de la zona abdominal: pateo del vientre, revolcones, inquietud, mirarse el flanco y adopción de postura de perro sentado.

Prevención y Tratamiento

El tratamiento dependerá de la causa que lo origine, pero en reglas generales se deberá calmar el dolor para evitar autolesiones y administrar antiespasmódicos. En los casos graves puede ser necesaria la intervención quirúrgica.

             Tétanos

Descripción

Enfermedad muy grave producida por una toxina elaborada por una bacteria. Los síntomas principales son: rigidez muscular progresiva, espasmos, imposibidad de masticación, sudoración y tetania que suele llevar a la muerte en más de un 80% de los casos por parada respiratoria. La forma de contraer la enfermedad es por heridas contaminadas con la bacteria.

Prevención y Tratamiento

El tratamiento consiste en la administración de suero antitetánico en dosis masivas, acompañado de sedantes y miorelajantes o antiespasmódicos. Si se localiza la herida, deberá  ser abierta y limpiada constantemente con agua oxigenada y antibióticos instilados directamente sobre la misma. El animal deberá permanecer en un box cerrado a oscuras sin ser molestado.

 

Parásitos

El caballo puede verse afectado por parásitos que viven en su aparato digestivo (Strongylus, etc.), en heridas (habronema) o sobre la piel (garrapatas). Cada parásito puede afectar de un modo distinto a su hospedador, en este caso el caballo, provocando desde una simple irritación cutánea, a la transmisión de enfermedades potencialmente graves como la babesiosis o la inducción de cólicos que pueden llegar a ser fatales. Con un buen programa de desparasitación se pueden evitar en gran medida estos problemas.

En esta ficha se habla sobre los parásitos internos del caballo, que viven, esencialmente, en su sistema digestivo, aunque en ocasiones pueden hacer migraciones y afectar otros órganos como pulmones, músculos, hígado, etc. Estos parásitos son casi siempre gusanos redondos o planos (Strongylus, Strongyloides, Triodontophorus, Anoplocephala, aunque los caballos también se ven afectados por otros parásitos que pueden ser larvas de mosca (Gastrophillus) o incluso parásitos externos (garrapatas).

Por norma general, los caballos se infestan* por ingestión de huevos que se encuentran en el ambiente, en los pastos, en las heces de otros caballos, en el agua, etc. Los huevos maduran hasta llegar a su forma adulta en el interior del intestino y después liberan huevos que son eliminados con las heces e infestan a otros animales.

Los caballos se ven afectados por una gran variedad de parásitos intestinales.

En el caso de las larvas de mosca, la infestación* puede ser debida a la ingestión de las larvas, a la inoculación de las mismas por mosquitos y a la puesta de huevos en heridas o incluso sobre la piel intacta (hay larvas que tienen la capacidad de perforar la piel y penetrar en el tejido subcutáneo).

Las alteraciones que producen los parásitos internos en el caballo son muy variables, desde un simple adelgazamiento progresivo, hasta cólicos que pueden ser muy graves y acabar incluso con la vida del animal.

Los parásitos internos (y algunos de los externos) se pueden controlar fácilmente con un buen programa de desparasitación. Es necesario desparasitar los caballos cada 2-4 meses en función de su hábitat y su actividad. La frecuencia debe ser mayor cuanto mayor sea el contacto del caballo con otros animales de su especie y se recomienda variar de producto con regularidad para reducir al máximo el riesgo de resistencias.


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